Lo ideal sería vender/comprar una casa recién reformada, lista para entrar a vivir. Normalmente se ahorra, para comprar algo nuevo, pero no para reformar lo existente para buscar una revalorización. El cálculo del diferencial siempre es arriesgado, y en el momento de una reforma pueden cambiar muchas cosas que hagan que nuestra previsión no sea del todo acertada.
Lo ideal es mantener la casa en buen estado. Para ello, no es necesario que sea nueva, sino que los materiales y las distribuciones utilizadas sean actuales. Un buen parquet natural para los arreglos de baños o cocina, aunque envejezca, mantiene un aspecto atractivo y una gran durabilidad. Si decidimos poner un gres porcelánico, lo mejor es mantener un estilo cromático orgánico. La naturaleza como referente acaba funcionando siempre como un seguro contra el paso del tiempo.
En cualquier caso, siempre es preferible aportar poco y bueno, que mucho y malo. Otra forma es la singularidad. Si nuestra casa destaca por algún motivo, por una terraza muy bien equipada, por unos grandes ventanales, por una amplia zona social, o por elementos de la construcción original. Tendremos algo que destacar en un mercado complicado como el actual.
Aprovechar los elementos originales que dan singularidad al inmueble
Para saber si es rentable, es conveniente hacer un estudio de mercado de la zona para ver qué se ofrece en la zona y a qué cantidades. Después, es conveniente valorar la vivienda en su estado original y el presupuesto para calcular si puede ser una inversión rentable.
Actualmente, una vivienda reformada puede revalorizar su precio de mercado entre un 10% y un 20%. Cuando ya se ha tomado la decisión con el presupuesto, la revalorización y el precio de mercado, se puede proceder a la estrategia para ofrecer un valor añadido a la vivienda, que cambiará según el momento, el equipamiento o incluso la legislación -como la eficiencia energética-.
Proyecto de reforma de la vivienda
Tanto si buscas una rentabilidad inmediata como a largo plazo, deberás estudiar a fondo cada vivienda junto con el resto de factores. Para ello, nada mejor que contar con la ayuda de interioristas y arquitectos expertos.
- Inversión estratégica: la vivienda se utiliza como un mero instrumento de inversión, por lo que se buscará maximizar su rentabilidad de venta a través del equilibrio entre la inversión de la reforma y el precio de mercado.
- Proyecto de vida: Las necesidades personales y familiares pueden cambiar: la familia aumenta y con ella, las necesidades espaciales también. En este sentido, la capacidad económica puede no permitir adquirir una vivienda más grande de antemano. Como solución se puede comprar una vivienda, aumentar su valor con la reforma y después de disfrutarla, vender para comprar otra más grande con esa rentabilidad.
Estos son los principales supuestos, pero también podríamos encontrar multitud de vías intermedias y alternativas como buscar la rentabilidad en el mercado del alquiler de lujo o un medio para acceder a una vivienda en una zona de revalorización, como hemos señalado anteriormente.